GOMBROWICZ, LA CONSTRUCCIÓN DE LA REALIDAD A PARTIR DE UN GORRIÓN AHORCADO.
Witold Gombrowicz era ya algo conocido en el ambiente varsoviano, cuando en 1939 debe postergar su regreso al país natal, y quedarse como exiliado en la Argentina, donde se encontraba de visita: Alemania había invadido Polonia.
En Buenos Aires trabaja en un banco, y traduce junto a un grupo de allegados su primer novela «Ferdydurke», que había levantado algún polvo en la Varsovia de 1937.
«Cosmos» – de 1965 – es la puesta en escena de una especie de método científico, digamos de su hermano raro, plagado de obsesiones y sus desarrollos por cadenas de asociaciones.
La incertidumbre funciona como el fondo para la crónica de la investigación constante, que intenta arrojar luz sobre hechos en apariencia mínimos, detalles podríamos decir, pero que terminan quedando como objetos del discurso interior del protagonista o más, como nodos organizacionales de la realidad: un gorrión ahorcado o un alineamiento casual entre dos pares de labios, generan sensaciones lo suficientemente relevantes como para seguir investigándolas, preguntándondose por ellas, y organizar así el caos de los sentidos.
«¿Pero cómo relatar algo sino a posteriori? ¿Es que realmente no se puede expresar nada en el momento de su nacimiento, cuando se trata de algo anónimo? ¿Es que nunca nadie será capaz de transmitir el balbuceo del momento que nace? ¿Por qué razón si hemos salido del caos no podemos nunca entrar en contacto con él? Apenas fijamos en algo nuestros ojos y ya, bajo nuestra mirada, surge el orden… las formas…»
Gombrowicz le sacará todo el jugo posible a esta cuestión a lo largo de «Cosmos».
Más sobre «Cosmos» y Gombrowicz
www.gombrowicz.net