EN SINAPSIS CON EL ARTE. 5TA ENTREGA
Un quinto principio residiría en la utilización de metáforas visuales en el contexto de la expresión plástica, y entonces con recursos visuales se articulan otros elementos, ya sean también visuales, emocionales o conceptuales generando una activación límbica por el descubrimiento de similitudes entre dos eventos u objetos aparentemente distintos.
Quizás para explicar y desarrollar mejor este principio nos convendría sumergirnos en el concepto de la sinestesia.
Wikipedia explica que sinestesia (del griego συν-, ‘junto’, y αἰσθησία, ‘sensación’) es la percepción conjunta o interferencia de varios tipos de sensaciones de diferentes sentidos en un mismo acto perceptivo. Un sinestésico puede, por ejemplo, oír colores, ver sonidos, y percibir sensaciones gustativas al tocar un objeto con una textura determinada. No es que lo asocie o tenga la sensación de sentirlo: lo siente realmente. La sinestesia es un efecto común de algunas drogas psicodélicas, como el LSD, la mescalina o algunos hongos psilocibios y sensaciones narradas habitualmente por esquizofrénicos y algunos epilépticos
Me voy a permitir contar algunas sensaciones personales que se entrelazan con una experiencia repetida de mi niñez para dar cuenta de cómo funciona la memoria y la posterior evocación. En la actualidad es menos común el uso del abrigo de piel (por las campañas ecologistas, de sociedades protectoras de animales, por el calentamiento global , por la moda, etc) pero si tengo oportunidad de acariciar uno, no puedo evitar cerrar los ojos y aspirar buscando detectar una mezcla de perfume con incienso, sintiendo a la vez una sensación de resguardo inconmensurable. El sentido del tacto dispara con ese específico estímulo una huella mnémica que se entreteje con la memoria olfativa y auditiva. Mi madre, que usaba un sacón de visón para ir a misa, me tenía abrazado acurrucado contra ella (todo perfumado con flores, incienso -olor a iglesia)- mientras sonaba el órgano durante los cánticos y era un momento celestial para mi, que resulta en esta extraña evocación sensorial actual ante la suave caricia de aquel pelaje. Se trataría según algunos de una sinestesia de segundo grado.
“Una metáfora es un túnel entre dos conceptos o preceptos que aparentan ser completamente distintos en la superficie.” (Ramachandran 1999)
Una sinestesia es un bypass o atajo a una percepción sensible ajena al estimulo sensorial recibido, por ende el sinestésico es un potencial fabricante de metáforas, con lo que no sería extraño que quienes tengan propensión a la sinestesia tengan predisposición a la poesía o a otras expresiones artísticas.
Los cerebros infantiles presentan conexiones multimodales y multisensoriales que a medida que el cerebro madura van desapareciendo –o mejor inhibiéndose- con lo que las experiencias sinestesias infantiles no son extrañas ni anormales y muchas veces explicarían determinadas expresiones artísticas tempranas que luego se diluyen. Los bebés hasta la edad de tres o cuatro meses confundirían la visión con el oído o el tacto y el gusto según experimentos de Daphne Maurer en la Universidad de Macmaster.
Como se ilustra, metáforas sobran en los cuadros de Dalí: Los relojes, como la memoria, se han reblandecido por el paso del tiempo; La tierra como huevo de donde nace la humanidad o en la melodía de la lluvia de Michael Cheval.
¿Te perdiste las entregas anteriores de Arte y Cerebro?
Ponete al día:
EN SINAPSIS CON EL ARTE 1ERA ENTREGA
EN SINAPSIS CON EL ARTE 2DA ENTREGA